«EXCUSAS»

Top 10 de excusas y mitos sobre actividad física
Falta de ropa adecuada, cansancio, frío, calor, edad… ¿Los pretextos le impiden sacar el mejor provecho al movimiento? Sepa cuáles son las excusas más corrientes para no hacer ejercicio y cómo se pueden superar.

No hay nada que hacer, la actividad física tiene mala prensa. Que cansa, que abre el apetito, que tiene que doler para ser efectiva, que es riesgosa… Las excusas para no hacer actividad física son interminables y sólo sirven para postergar beneficios para nuestro cuerpo y nuestra mente. Sepa que, incluso si tiene ciertos dolores, osteoporosis o artritis, el ejercicio lo beneficiará, siempre que esté indicado por un profesional.

 

Los 10 pretextos más comunes y cómo superarlos

 

1. “No tengo tiempo”. La reina de las excusas: no hace falta pasarse horas en el gimnasio para ser más activo. Con tandas de 10 minutos, tres veces por día basta para romper con el sedentarismo. Recuerde que caminar es el ejercicio más simple y está al alcance de todos.

 

2. “No me gusta hacer ejercicio”. Moverse no implica necesariamente correr una maratón o pasarse días en el gimnasio levantando pesas. El ejercicio puede ser divertido: practique un deporte, baile, o convierta la actividad en un encuentro de amigos, cada semana.

 

3. «Llego muy cansado«. Piense otra excusa: ¡moverse mejora el sueño y estimula la vitalidad! Sí, aunque usted no lo crea, hacer ejercicio lo hará sentirse menos cansado.

 

4. «La actividad física es para los jóvenes». Falso. La actividad es beneficiosa para todos. Cualquier persona puede mejorar su estado físico. Incluso personas de 90 años practican actividad física y obtienen sus beneficios.

 

5. “Me duele la espalda (o la rodilla)”. Si este es su caso, la cuestión no debería ser si practicar o no ejercicios, sino qué actividades puede realizar. La bicicleta, por ejemplo, requiere menos esfuerzo en las articulaciones y músculos que trotar. Consulte con un médico o profesional de actividad física para encontrar la mejor opción. No es cierto que “si no duele, los ejercicios no hacen efecto”.

 

6. “Hacer ejercicio me da mucha hambre y no quiero engordar”. Aunque en algunas personas la actividad física despierta el apetito, si usted come con inteligencia, el saldo será beneficioso: las calorías gastadas con el ejercicio serán menores que las incorporadas con la comida. Incorpore las colaciones a su dieta.

 

7. «No tengo ropa/zapatillas/equipamiento». Hay actividades que no requieren de una gran inversión para ponerlas en práctica. No necesita ropa que sea el último grito de la moda ni el calzado más caro del mercado. Basta que sean cómodos y livianos.

 

8. «Soy muy obeso y me da vergüenza moverme». Hacer ejercicio lo ayudará a mejorar su salud y su bienestar y eso es algo de lo que debería estar orgulloso. Si le cuesta hacer actividad física frente a otros, comience a hacerlo en casa hasta ganar confianza, o pídale a un amigo que lo acompañe. Su presencia hará la experiencia más agradable y con menos preocupaciones.

 

9. “Cuando tenga un día libre, haré más actividad para compensar”. De más está decir que muchas veces ese día libre no llega nunca, o cuando llega lo queremos aprovechar de otra manera. Pero más allá de eso, es importante hacer actividad física en forma regular y distribuida durante la semana. Practicar actividad física sólo uno o dos días a la semana en forma intensa o sin estar adecuadamente entrenado puede resultar contraproducente.

No es cierto que usar ropa gruesa o de nylon ayude a adelgazar porque aumenta la transpiración. Lo que se pierde de este modo es agua y no grasa, por lo tanto los kilos se recuperarán pronto.


10. «Tengo un problema de salud». Si tiene un problema de salud, es importante que consulte con su médico. Dependiendo de su problema, hay muchas chances de que, con algunas precauciones pueda hacer ejercicio. Por ejemplo:

 

– Tengo artritis y no puedo moverme. La actividad física bien dirigida e indicada para estos casos reduce el dolor y la necesidad de medicación. Es muy importante moverse si usted tiene artritis.

 

– Tengo osteoporosis y tengo miedo de caerme. ¡Error! Moverse aumenta el equilibrio, la fuerza, la coordinación y la flexibilidad. Además fortalece los huesos.

 

– Tengo diabetes. La actividad física forma parte del tratamiento de la diabetes. Aumenta la sensibilidad de las células a la insulina y bajan los niveles de azúcar en sangre.

 

ALEJANDRO MEDINA

«La educación diabetológica es primordial en esta enfermedad»

El 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes, que este año se centra la enfermedad en el niño y el adolescente. La doctora Raquel Barrio, responsable de la Unidad de Diabetes Pediátrica del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, nos ofrece en esta entrevista, una visión más cercana sobre cómo se vive esta enfermedad en edades tan tempranas.

¿Cómo afecta la diabetes a un grupo tan especial como son los niños y adolescentes?

Primero hay que tener en cuenta que existen dos tipos de diabetes: tipo 1 y tipo 2. La diabetes tipo 1 es la más frecuente en la edad pediátrica, y su incidencia es variable, por lo que podemos decir que en España oscila entre el 15 y el 20 por cien mil niños menores de 15 años.

Con respecto a la diabetes tipo 2, y en contra de lo que se cree, no se ha producido un incremento de esta clase de patología en nuestro entorno. Es en países como EEUU y Japón donde se ha producido un aumento de casos en niños, pero no en nuestro país. Nosotros todavía no tenemos prácticamente diabetes tipo 2 en España.

Lo que sí hemos comenzado a ver es mucho niño obeso que empieza a tener alteraciones que podemos considerar como prediabetes, pero la diabetes tipo 2 en nuestro país en la edad pediátrica es muy minoritaria

 

¿Cuáles son las principales trabas a las que tienen que hacer frente estos pacientes?

Esta es una enfermedad compleja, y en los niños esa complejidad es aún mayor. Por ejemplo, como se sabe, en la diabetes tipo 1 lo que se necesita es el aporte de insulina cada vez que se ingiere alimento, además de una insulina para cubrir el resto de la noche, y el resto del tiempo que no se come. Esto supone que hay que pincharse tres, cuatro, o hasta cinco veces al día, y esto ya es un hándicap para el niño.

Además, también hay que adoptar esa insulina a la cantidad de hidratos de carbono que se toma en cada ingesta, por lo que hay que medir esos hidratos de carbono y para ello también hay que saber la glucemia que se tiene en el momento en que se va a poner la insulina. A esto, hay que sumar que también es necesario adaptar el ejercicio que realiza el niño a esas dosis de insulina.

Todo esto son aspectos que el niño o el adolescente con diabetes tienen que tener en cuenta en su vida diaria, con lo cual necesitan una buena educación diabetológica para saber cómo tratar su enfermedad, que es la que se imparte en las unidades de diabetes por parte de las educadoras en diabetes pediátrica.

¿Y los padres, cómo les afecta a ellos?

A los padres esta enfermedad les afecta totalmente porque son ellos los que tienen que llevar el control de la diabetes de su hijo tanto por el día como por la noche, hasta que éste llega a la pubertad y puede ir poco a poco tomando las riendas de su diabetes, y eso requiere mucha participación. Además, al mismo tiempo, tienen que informar a los profesores y al colegio, ya que el niño pasa allí muchas horas, para que éstos colaboren en el control de la enfermedad del menor.

Son muchas cosas y muy complejas, y a la vez, fundamentales si queremos mejorar el control de esta enfermedad. Y para una persona que no se dedica a la sanidad es un cambio tan total, en el que es necesario saber valorar en la vida diaria tantas cosas, que necesitas asimilarlas poco a poco y contar con gente que te apoye.

Por eso, insisto en es tan necesaria una adecuada educación diabetológica y tan importante el papel fundamental que realizan las educadoras en diabetes pediátrica porque ésta es una enfermedad de la que tanto el paciente como la familia debe estar pendiente las 24 horas del día, y para la que tienen que conocer a fondo muchas cosas que son complejas y para las que necesitan una formación continuada que además se lleve a cabo por gente muy especializada. Y es que en la diabetes infantil la educación es primordial.

¿Cuáles son las principales consecuencias a largo plazo que acarrea esta patología?

La diabetes tipo 1 es una enfermedad que tiene mucho riesgo de complicaciones crónicas. Éstas pueden afectar a muchos órganos porque son complicaciones secundarias de afectación de los vasos pequeños, de modo que puede afectar a la retina y conllevar pérdida de visión, o puede afectar al riñón y llevar a una insuficiencia renal o incluso a la diálisis y al trasplante… Puede afectar a muchos vasos, y, en consecuencia, a diversas zonas del organismo.

Pero todo esto es prevenible, o por lo menos retrasable, con un buen control de la enfermedad, basado, sobre todo, en un buen control de la glucemia.

¿En la actualidad el tratamiento que se lleva a cabo es efectivo? ¿Hacia dónde cree que se dirige ahora la investigación en esta enfermedad?

Sí que es efectivo. Creo que en España tenemos una buena cobertura para el tratamiento de la diabetes tipo 1 que es la que se lleva a cabo en los centros hospitalarios, en las unidades específicas de diabetes.

Evidentemente, no contamos con el número de personal que sería absolutamente necesario porque, sobre todo, faltan educadoras a tiempo total y en un número adecuado a los pacientes, pero la cobertura sanitaria en general es buena y los pacientes pueden contar con las técnicas y herramientas que necesitan, ya sean tiras reactivas, o sistemas de administración de insulina. Incluso hay niños que también se benefician del tratamiento con bombas de infusión continua de insulina o con sistemas de monitorización continuada de glucosa.

En cuanto a los tratamientos futuros, aparte de la investigación de la búsqueda de células madre de la que tanto se habla ahora, yo creo que los mayores avances en la diabetes se están haciendo con la tecnología y con la posibilidad de tener bombas de infusión continua de insulina y de sensores para la monitorización continuada de glucosa.

Y en este sentido, ahora está en marcha la búsqueda de lo que llamamos “el asa cerrada”, para unir esta bomba con el sensor y con unos sistemas de algoritmos que van a calcular la dosis de insulina que pueda necesitar el niño en un determinado momento teniendo en cuenta su glucosa y la velocidad a la que se modifica, y eso es el futuro más próximo. Y en el futuro ya más lejano supongo que la investigación irá hacia la búsqueda de una cura de la enfermedad

¿Está la sociedad informada y concienciada sobre la importancia de esta patología?

Creo que no, porque si bien la diabetes tipo 1 es la segunda enfermedad crónica más frecuente en la edad pediátrica y la enfermedad metabólica más frecuente en esta franja de edad, lo cierto es que todo el mundo cuando conoce algo de la diabetes la relaciona en el adulto, no en los niños.

Por ello hay que concienciar a la población en general, y quizás muy especialmente es necesario transmitir mucha información en los colegios, ya que los niños pasan allí mucho de su tiempo diario, y necesitan que los adultos que les rodean sepan de su enfermedad y de cómo controlarla.

En este sentido, todavía se debe hacer un gran hincapié en la diabetes de la edad pediátrica, por eso yo creo que estos dos últimos años el Día Mundial de la Diabetes ha estado dedicado a la diabetes en el niño y en el adolescente.

Redacción Saludalia

«Sedentarismo: Sinónimo de Deterioro»

Sedentarismo: Sinónimo de Deterioro Hipócrates, el maestro de la medicina, dijo: «lo que se utiliza se desarrolla, lo que no se utiliza se atrofia». A diferencia de las máquinas, que se desgastan, los organismos vivos aumentan su capacidad de adaptación cuanto más usan sus órganos. Por el contrario, cuando no se utilizan todas las estructuras orgánicas, los tejidos se reducen y debilitan. Especialmente los musculares y tendinosos, que se acortan: el músculo se fatiga con con facilidad y ese cansancio genera contracturas dolorosas que suelen derivar en molestias crónicas. La actividad física involucra a todos los sistemas y no sólo al aparato muscular haciéndolos adaptarse a esa actividad. Por su parte la falta prolongada de ejercicio, conocida como sedentarismo o vida sedentaria, incide en las funciones orgánicas, que comienzan a deteriorarse: si por una fractura, por ejemplo, se inmoviliza una pierna, al cabo de unas semanas ésta habrá perdido buena parte de su masa muscular y casi toda su fuerza, lo que obligará a un proceso de rehabilitación. Ocurre algo similar tras largos períodos de convalecencia en cama. Sedentarismo: Sinónimo de Deterioro La falta de ejercicio o sedentarismo disminuye la capacidad de adaptación a la actividad física posterior cayendo así en un círculo vicioso. A su vez, la proporción de grasa es cada vez mayor en relación con los demás tejidos, aunque no necesariamente haya aumentado de peso, debido a la disminución de la masa muscular. Si una persona que realiza un trabajo sedentario (como estar sentado frente a una computadora) corre o camina unos kilómetros sin haber realizado un entrenamiento previo, pasará los días siguientes con dolores y molestias. Lo mismo ocurre cuando se comienza a practicar una actividad física. El sedentarismo acarrea también disfunciones orgánicas: estreñimientos, várices, propensión a la inflamación de los órganos abdominales (provocada por distensión de los músculos debilitados de la pared abdominal), sensación de fatiga. Muchos dolores de espalda que no tienen origen en traumatismos o enfermedades se deben a la debilidad de los músculos de esa zona, que se contractura de forma casi permanente. A menudo, el simple esfuerzo de mantener erguida la espalda representa para el sedentario una exigencia mayor de la que sus músculos son capaces de soportar. Un saco de Huesos Cuando se lleva una vida sedentaria, el esqueleto se vuelve frágil y débil y pierde paulatinamente su aptitud para cumplir funciones más allá de los movimientos rutinarios. El hueso, contrariamente a lo que se cree, es un tejido muy activo: a lo largo de toda su vida modifica su estructura interna según los requerimientos de resistencia y tensiones a los que se ve sometido. En el complicado entramado microscópico de los huesos, unas células llamadas osteoblastos fabrican tejido óseo en las zonas que necesitan ser reforzadas a causas de las demandas externas de resistencia. Como contrapartida, otro grupo de células -los osteoclastos- se dedican a destruir hueso reabsorbiendo el calcio y los demás componentes óseos en aquellos lugares donde no hacen falta. Por eso el esqueleto del individuo sedentario se descalcifica progresivamente (lo que deviene en osteoporosis) y se vuelve menos resistente a tensiones, más frágil a los traumatismos y más propenso a enfermedades degenerativas como artrosis y artritis, que el de quienes viven asiduamente entrenados. Sin embargo, la capacidad del hueso para remoldearse requiere cierto tiempo de adaptación progresiva a las nuevas exigencias: si no se toma en cuenta ese proceso pueden producirse desgastes y lesiones por abuso tanto o más graves que las provocadas por desuso. Una cuestion de Calidad de Vida La calidad de vida de una persona se puede medir según distintos parámetros. Uno de ellos es el envejecimiento neurológico, por el cual se va teniendo menor respuesta y menor capacidad de reacción ante los estímulos, como por ejemplo un bocinazo, un cambio de luces o una situación de emergencia. Esto está íntimamente relacionado con la velocidad: a medida que pasa el tiempo nos ponemos más lentos y la lentitud es un gran indicador de la pérdida de rendimiento. Y no hay que mirar muy lejos para encontrar ejemplos: observe a personas mayores que caminan mucho o hacen gimnasia, trabajan y se mueven todo el día y luego a inactivos contemporáneos de éstos, que se sientan a mirar televisión y dan apenas los pasos imprescindibles para satisfacer sus necesidades. Verá que la diferencia física (e incluso la mental es notable. Por eso, la actividad física beneficia la función cardiorrespiratoria y de ella depende nuestra resistencia al esfuerzo. Una vida sedentaria , que suele ir acompañada por una mala alimentación y un mal descanso, desemboca irremediablemente en un deterioro del organismo y, en muchos casos, en una enfermedad crónica. Y las enfermedades cardiovasculares son enfermedades crónicas degenerativas, fuertemente asociadas a las condiciones de vida. Los músculos del cuerpo tienden a aplanarse, a perder fuerza y a endurecerse si no se los trabaja correcta y periódicamente. Lo mismo ocurre con la flexibilidad: hay que ejercitarla si no queremos perderla. Todo esto nos demuestra hasta qué punto una vida sedentaria influye de manera negativa en nuestra calidad de vida. Cuerpo en movimiento y Salud Podemos identificar tres clasificaciones diferentes en relación con la inactividad y el ejercicio, las cuales, en orden ascendente de condicionamiento físico, son: 1. El nivel sedentario, con escasa o nula actividad física. Se trata de personas que, probablemente, soportarán más enfermedades, vivirán menos, y sufriran una calidad de vida relativamente baja. 2. El nivel de aptitud de ejercicios de baja intensidad en relación con la salud y la longevidad. Los que se ubican aquí obtendrán beneficios significativamente más elevados que los pertenecientes al primer nivel en términos de índices de enfermedad más bajos y de vida más prolongada. 3. El nivel atlético de ejercitación, que se acerca -y a veces llega- al nivel de aptitud requerido para competir, pero que no implica sobreentrenamiento. Quienes se ubiquen aquí se caracterizarán por una vida más prolongada, un riesgo algo menor de padecer enfermedades graves y una calidad de vida más elevada. Sin embargo, sobrepasarse en la búsqueda de una aptitud aeróbica -es el caso de atletas super competitivos- sólo puede conducir a perder los mismos beneficios que se intentan lograr. Propuestas Activas: • Olvidarse de los ascensores: subir y bajar lentamente por las escaleras. • Realizar compras en comercios que estén un poco más lejos del hogar para aprovechar la caminata diaria. • Ejercitar los músculos de los brazos mientras permanecemos sentados realizando movimientos circulares. • Caminar por lo menos de 10 a 12 cuadras por día. Poco a poco el cansancio de las primeras veces desaparecerá. • Dormir sobre colchones rígidos para conservar la postura y conciliar un sueño profundo. • Andar en bicicleta por el parque para obtener así una inyección de oxígeno vital. • Caminar y nadar son los mejores ejercicios físicos. Siempre después de realizar una actividad intensa no debemos detenernos súbitamente.

 

«Alimentos y riesgo cardíaco»

Nutrición

Alimentos y riesgo cardíaco

Uno de cada dos argentinos aumenta su riesgo cardiovascular por alimentarse mal. El 49% tiene exceso de peso, el 45% agrega sal a las comidas. Por otro lado, el consumo de frutas es escaso.

Según la Organización Mundial de la Salud, el 80% de las muertes prematuras por enfermedad cardíaca y stroke podría prevenirse siguiendo una dieta sana, haciendo actividad física regular y dejando el cigarrillo.

La alimentación sana y variada junto con actividad física regular son fundamentales para reducir el riesgo de infarto y de accidentes cerebrovasculares. Para difundir los principios de una nutrición saludable, la Fundación Cardiológica Argentina lanzó El sabor de la salud, una obra que contiene más de 70 recetas de cocina saludables elaboradas por destacados chefs de nuestro país, e información médica y nutricional preparada por especialistas de la fundación.

El libro puede adquirirse en los quioscos de diarios y revistas de todo el país, y en la sede de la Fundación Cardiológica Argentina, Azcuénaga 980, Capital.

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La diabetes crece en América latina

Según la Organización Panamericana de la Salud, la prevalencia de diabetes en los países de América Latina está creciendo de manera alarmante y proporciones epidémicas. Del 7 al 12% de los menores de 5 años y un 20% de los adolescentes son obesos. En adultos, el sobrepeso se aproxima al 60%.

En la mayoría de los países del continente americano se está produciendo un cambio en los hábitos alimentarios, con un vertiginoso aumento del consumo de alimentos con un denso contenido energético, ricos en grasas saturadas, azúcares y sal.

Este modelo, dijo el doctor Alberto Barceló, Asesor Regional de Enfermedades No Transmisibles de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), unido a una creciente cultura de sedentarismo y falta de actividad física, están contribuyendo gravemente al incremento que estamos observando en las altas tasas de sobrepeso y obesidad en la Región.

CAMBIO DE HABITOS

«La epidemia de obesidad, causante del aumento de la diabetes, está impulsada en gran parte por un cambio generalizado hacia hábitos alimentarios nada saludables y por la reducción de la actividad física. Esto es especialmente grave entre la población infantil y adolescente», afirmó el Dr. Barceló con motivo de la conmemoración del Día Mundial de la Diabetes, este 14 de noviembre, cuyo temática central de este año, liderada por la Federación Internacional de Diabetes (FID) con el apoyo incondicional de todo el sistema de Naciones Unidas, pone su énfasis sobre la problemática de la diabetes entre las poblaciones más jóvenes.

La prevalencia de la obesidad está aumentando en todos los grupos de edad en todo el continente así como en otras regiones del mundo. Así, estudios sobre la problemática en países como Chile o México indican que entre un 7 y un 12 por ciento de los niños menores de cinco años y una quinta parte de los adolescentes allí ya son obesos. En los adultos, se estima que las tasas de sobrepeso y obesidad se aproximan al 60% en la actualidad.

Datos y estimaciones de la OMS revelan que el número de personas que sufren diabetes en América Latina podría llegar a 32,9 millones para el 2030. En estos momentos y de acuerdo a los datos disponibles, las tasas más elevadas de prevalencia de diabetes corresponden a Belice (12,4%) y México (10,7%).

En el Día Internacional de la Diabetes, la OPS se une a la Federación Internacional de Diabetes y a todas las organizaciones e instituciones que en todo el mundo están urgiendo a actuar de forma decidida para la prevención y el control de la diabetes, y en apoyo de todos los que padecen la enfermedad, especialmente los jóvenes, niños y adolescentes. «No hacer nada no es una opción», enfatiza la FID.

 

«comer y actividades fisicas»

Consejos de expertos en nutrición Todo lo que hay que saber para bajar de peso
Por Nora Bär
De la Redacción de LA NACION

 
Derribaron mitos, analizaron las perspectivas futuras de la epidemia de obesidad, pasaron revista a los últimos conocimientos sobre el complejo mecanismo que regula el hambre y la saciedad, pero, sobre todo, dejaron en claro que sacarse kilos de encima no es tarea sencilla, aunque hay acciones claves para poder lograrlo.

Todo esto ocurrió en el VIII Congreso Argentino de Obesidad y Trastornos Alimentarios, en Rosario, que convocó a 1500 destacados especialistas del país y del extranjero.

Los científicos cada día entienden mejor el intrincado caleidoscopio de hormonas y neurotransmisores que gobiernan nuestros impulsos alimentarios, y también los distintos comportamientos que hacen saltar la aguja de la balanza. De ese nuevo conocimiento es posible extraer las claves para encarar con mejores posibilidades de éxito la rebaja de peso.

Hoy, los expertos aseguran que muchos alimentos prohibidos podrían perfectamente no serlo (como la carne de cerdo), y que otros, que consumimos con la conciencia tranquila (como algunos que prometen ser «dietéticos») terminan conspirando contra los esfuerzos más decididos.

He aquí algunas de sus conclusiones.

La comida, ¿una adicción?

«Si uno se alimentara como en la época de la s cavernas, con algunas plantas, frutos y carnes silvestres, no se presentarían estas compulsiones por comer. Pero la comida procesada con alto contenido de hidratos de carbono y grasas genera interacciones químicas que son desconocidas para el organismo, y que de alguna manera enloquecen los mecanismos del hambre y de la saciedad», afirma el doctor Julio Montero, director de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios (Saota).

«Estos ?neoalimentos´ o ?psicoalimentos´ se apoderan del control de esta maquinaria y la descalibran -agrega Montero-. Como resultado, el cuerpo se transforma en un avaro que, pese a que está en la abundancia, sigue reclamando más y más. Es el caso de la obesidad: carencia en medio de la abundancia. Este avaro tiene las alforjas llenas, pero en lugar de beneficiarse de su ahorro tiene que cargar con una pesada mochila que nunca utiliza.»

¿Cómo lograr una adecuada conducta alimentaria?

«Sería una ingenuidad pretender que un adicto deje su adicción consumiendo menos droga -subraya el doctor Montero-. Tiene que dejar de tomar contacto con lo que lo perturba. Por eso, nosotros proponemos un esquema terapéutico que intenta eliminar todas esas comidas que disparan conductas impulsivas, y reemplazarlas por cantidades libres de los alimentos paleolíticos, aquellos primeros interlocutores de nuestros genes que aseguraron nuestra vida.»

Entonces, ¿cuál sería la fórmula para bajar de peso?

«El paciente tiene libertad para consumir alimentos protectores -dice la licenciada Mariné Morillo, del Centro Asistencial de la Saota-. No lo restringimos en cantidad, sino en calidad alimentaria. Puede comer todos los tipos de carnes magras hasta quedar saciado. Reemplazamos las harinas por opciones que pueden ser rollitos de jamón cocido magro y queso, que también son una muy buena fuente de calcio. El paciente también puede comer fruta y verdura [que contienen algunos carbohidratos] en cantidades limitadas. Con esta dieta los pacientes bajan el 10% en dos meses; el 12%, en cuatro, y el 16%, en seis. Cuando aprenden a manejar la adicción alimentaria que generan los hidratos de carbono, pueden ir incorporando más alimentos.»

Agrega la doctora Gladys Guarrera: «Con este programa notamos que personas que llegan con dislipemias (alteración del equilibrio de lípidos o grasas del organismo), a los tres meses se mejoran simplemente con bajar de peso y sin haber utilizado medicación».

Disparen contra la grasa

«El tejido graso alcanza su máximo desarrollo aproximadamente a los 20 años -dice Alex Valenzuela, médico chileno especialista en obesidad-. Por eso es importantísimo restringir o adecuar el número de calorías que se consumen en la niñez y en la adolescencia para evitar que se generen más adipocitos, que son los ?envases´ para almacenar la grasa. Si multiplicamos los adipocitos en niños y adolescentes, aumentamos su riesgo de obesidad.»

¿Qué es más efectivo, la dieta o la actividad física?

«Lo que más hace bajar de peso es la restricción calórica -dice Raúl Bastarrechea, de la Universidad de Texas en San Antonio-. Pero si se tiene en cuenta que la mayoría de los pacientes lo recuperan en tres años, la actividad física es clave. Esta a es la clave para que el metabolismo sea más efectivo. Un músculo entrenado absorbe un 80% de la glucosa, mientras que un músculo no entrenado desviará el 80% de la glucosa al tejido adiposo. Se invierte el patrón de utilización de los azúcares.»

Valenzuela agrega: «Si quieres mantener a tu paciente flaco, el ejercicio va a ayudar. Si no, el organismo va a tratar de recuperar el peso que perdió.»

¿Hay formas más saludables de cocinar los alimentos?

«Cuando superamos los 140 o 150 grados durante unos quince minutos, ya estamos formando productos de glicación avanzada [glicar: endulzar anormalmente las proteínas] -dice la licenciada Morillo-. Las altas temperaturas generan una costra que despierta mecanismos de inflamación del tejido adiposo y resistencia a la insulina [la hormona que les permite a las células disponer de la glucosa]. Por eso, se recomiendan cocciones lentas y a baja temperatura. También hay alimentos que por su propia composición tienen productos de glicación, como las grasas, la manteca, la crema de leche y los sometidos a las frituras.»

¿La flora intestinal tiene algún papel en la regulación del peso?

«Se sabe que la flora o biota intestinal de los obesos es distinta de la de los delgados -explica el doctor Alfredo Ghione Pelayo, presidente del congreso-. Cuando en un experimento en ratones se les cambiaba el contenido microbiano intestinal, los obesos se volvían delgados y los delgados, obesos.»

«En las personas y en los animales obesos predominan microorganismos llamados firmicutes, muy hábiles para tomar energía. En los delgados, por el contrario, predominan los bacteroidetes. Sin embargo, no sabemos si las personas obesas determinan esa biota, o si ésta fue determinando un metabolismo más eficiente para absorber los alimentos.»

Diálogo entre las bacterias intestinales y el organismo

«Cuando la alimentación se va empobreciendo en hidratos de carbono, aumenta la población de bacteroidetes, los microorganismos que se asocian con menor peso -agrega Montero-. Cuando se ponía a ratones que estaban en cámaras asépticas en una jaula normal, éstos se volvían más gordos. Era como si esa flora bacteriana potenciara el alimento que comían. Estos habitantes de las oscuridades del tracto intestinal podrían generar hormonas o transmisores que modifican los códigos funcionales de nuestro organismo.»

Dice Valenzuela: «En un año, independientemente de cuál sea la dieta utilizada, la reducción de peso tiende a normalizar la proporción de bacteroidetes y firmicutes. Y [estas bacterias] no solamente influyen en la extracción de las calorías, sino que también emiten algunas sustancias químicas que le indican al adipocito que aumente la lipogénesis, el almacenamiento de g rasa. Lo curioso es que el lactobacilo, que es tan bueno, pertenece a la familia de los firmicutes. Tal vez sean útiles para algunas cosas y malos para otras. La nutrición moderna podría estar generando o propiciando cambios en la biota intestinal».

¿Por qué recuperamos el peso perdido?

«Cuando bajamos de peso -dice Fernando Escobar, médico endocrinólogo y docente de la Universidad de Buenos Aires-, el organismo pone en marcha estrategias para ahorrar energía porque no quiere desnutrirse. Además, cuando hacemos dieta bajamos mucho nuestra masa muscular, que es el tejido que gasta, en promedio, el 70% de las calorías. Por eso es fundamental la actividad física. No para bajar de peso, como muchas veces se cree, sino para mantenerlo.»

Edulcorantes, ¿sí o no?

«Los organismos no saben cuántas calorías tienen almacenadas, sino que lo deducen a partir de los neuroquímicos -afirma Montero-. El sabor dulce es detectado independientemente de cuántas calorías tenga ese alimento y pone a nuestro cuerpo en pie de alerta para metabolizarlo. Por lo tanto, el sabor dulce del azúcar y el del edulcorante van a producir el mismo efecto. Lo que es sorprendente es que el intestino tiene los mismos receptores que existen en la cavidad bucal. De modo que, de alguna manera, los edulcorantes también pueden activar los mecanismos hedonísticos, del placer, por lo que hay que ser cuidadosos. Y no nos tenemos que olvidar de otras sustancias que no son dulces, como la sal y otros condimentos, que no engordan en sí mismos, pero que de alguna manera predisponen a la obesidad.»

El futuro

«Empezamos a descubrir todo lo que produce el tracto intestinal después de que recibe los alimentos -dice Bastarrechea-. Son sustancias que le van indicando al cerebro que no necesita seguir comiendo. Si, basados en estos estudios de biología molecular, podemos controlar el tamaño de la porción, estaremos en condiciones de modular ese mecanismo. Y nos estaremos adelantando a la formación de gra sa.»

Para tener en cuenta

«Para estar en un peso saludable, hay que hacer un cambio en nuestro estilo de vida y no solamente en nuestra dieta -afirma la doctora Rosa Labanca, directora del Centro Asistencial de la Saota-. Nosotros sostenemos que la alimentación actual debería tener menos contenido de carbograsas, y basarse fundamentalmente en las proteínas, los vegetales, las frutas y algunos lácteos. A eso hay que agregarles actividad física para sostener los resultados a largo plazo. Tenemos que poner interés en otras actividades y no solamente en la alimentación.»

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